ISSN: 2007-7033 | Núm. 64 | e1721 | Sección: presentación |


Presentación

Érik Sánchez Flores*
Antonio Saldívar Moreno**
Silvia Verónica Ariza Ampudia***
Beatriz Anguiano Escobar****

doi: 10.31391/OVEK5027

* Doctor en Geografía con especialidad en Percepción Remota y Análisis Espacial por la Universidad de Arizona. Profesor investigador del Departamento de Arquitectura y Coordinador de Posgrado de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Presidente del Consejo Mexicano de Estudios de Posgrado. Línea de investigación: análisis urbano territorial. Correo electrónico: esanchez@uacj.mx/https://orcid.org/0000-0001-7963-1128

** Doctor en Comunicación, Cultura y Educación por la Universidad de Salamanca, España. Investigador titular y docente del grupo académico Procesos culturales y construcción social de alternativas en el Departamento de Sociedad y Cultura de El Colegio de la Frontera Sur. Director general de El Colegio de la Frontera Sur. Líneas de investigación: metodologías participativas, educación intercultural, sistematización y evaluación de procesos educativos, educación e innovación social, participación social y desarrollo comunitario, educación ambiental y educación en valores. Correo electrónico: asaldivar@ecosur.mx/https://orcid.org/0000-0003-2330-0770

*** Doctora en Diseño y Comunicación por la Universidad Politécnica de Valencia, España. Profesora del Departamento de Diseño del Instituto de Arquitectura, Diseño y Arte de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Coordinadora de Apoyo a la Investigación y el Posgrado del mismo instituto. Líneas de investigación: enseñanza, teoría y crítica del diseño, investigación artística y en diseño. Correo electrónico: silvia.ariza@uacj.mx/https://orcid.org/0000-0003-1385-0189

**** Doctora en Pedagogía Clínica. Docente académica en el Centro Chihuahuense de Estudios de Posgrado. Coordinadora de la Maestría en Investigación Educativa Aplicada (Humanidades) en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Líneas de investigación: habilidades socioemocionales en la educación, educación inclusiva, aprendizaje y participación. Correo electrónico: beatriz.anguiano@uacj.mx/ https://orcid.org/0000-0002-3533-5607


La apuesta por la educación como un motor de transformación social y de ampliación de las oportunidades para acceder al desarrollo en México incluye la formación a nivel posgrado como un componente clave para fortalecer la base productiva y reducir la dependencia tecnológica. El nivel de especialización y el alcance transdisciplinar con el que hoy se busca en el posgrado el abordaje de los objetos y sujetos de estudio, le otorga el potencial para identificar soluciones a los grandes desafíos que enfrenta la sociedad. Sin embargo, lograr una vinculación efectiva entre la formación en el posgrado y la construcción de los mecanismos que permitan la solución de tales problemas, a fin de impulsar la transformación de realidades sociales adversas, no es un proceso directo y sencillo. Para avanzar en este sentido, es indispensable reconocer la necesidad de enlazar la formación y producción académica con las problemáticas sociales, lo que implica un modo diferente de entender la educación, la investigación y la construcción de conocimientos en el posgrado. 

Con un nuevo enfoque que vaya más allá de los atributos tradicionalmente vinculados a la calidad académica, los programas de posgrado en el país hoy son llamados a identificar con mayor claridad los entornos de actuación sobre los que la generación de conocimiento y el aporte de soluciones les son pertinentes y necesarios. Así, cada vez más, los impactos de la formación de posgrado trascienden los límites del ámbito académico para insertarse con pertinencia en la atención de problemáticas específicas, ya sea a través de la propuesta de nuevos enfoques de análisis o mediante la actuación directa en la atención de grupos sociales específicos como parte del ejercicio académico y de investigación. Este impacto social como el que intenta medir ahora la relevancia de la formación en el posgrado se entiende, entonces, como el conjunto de efectos significativos o positivos que contribuyen a resolver y abordar los desafíos sociales a partir de las actividades y proyectos asociados a la formación de investigadores y especialistas.

Adaptarse a esta dinámica ha requerido que los procesos formativos del posgrado sean más sensibles a las necesidades sociales, situando al posgrado como un actor que asume la responsabilidad de retribuir a sus comunidades, mejorando las condiciones de acceso a la generación de conocimientos y diseminando los beneficios que de esto se derivan. A la par, ha demandado reconocer la importancia de la generación colectiva de conocimiento, al dar valor a los saberes tradicionales y a todas aquellas formas de entender y abordar las realidades de los distintos contextos para contribuir con mecanismos integrales y pertinentes a la generación de soluciones.

Este nuevo enfoque en la formación adquiere especial relevancia a medida que el acceso a los programas de posgrado se amplía y se diversifica, ya que al mismo tiempo lo hace también el potencial de su impacto, abriendo nuevas posibilidades para la movilidad social, la innovación y la construcción de comunidades más equitativas y resilientes. Estas oportunidades se fortalecen cuando el posgrado actúa como un mecanismo de transformación que garantiza una educación inclusiva y de calidad para todos los grupos sociales, y contribuye así a la reducción de desigualdades sociales.

Entre los retos que se presentan para lograr un impacto social significativo de los programas de posgrado están: lograr la relevancia y la pertinencia en una dinámica social vertiginosa que incluye cambios constantes y rápidos, así como problemáticas diversificadas; generar la colaboración inter- y transdisciplinaria desde ejercicios viables, que trasciendan los formatos jerárquicos y forzados; y avanzar en la gestión eficiente entre instituciones, grupos e instancias gubernamentales y no gubernamentales, para que se lleve la investigación y sus resultados a los diversos entornos de práctica social y educativa. Así, el impacto social de una investigación científica debe entenderse como el “efecto, cambio o beneficio para la economía, la sociedad, la cultura, la política pública o los servicios, la salud, el medio ambiente o la calidad de vida, más allá de la academia” (Penfield et al., 2014, en Díaz et al., 2018, p. 76). Esto implica un gran compromiso para quienes generan investigación científica y tecnológica.

Asimismo, se requiere analizar la asignación y distribución de recursos financieros y de otra índole con el propósito de que exista una mayor dispersión entre los grupos y actores de investigación y los entornos sociales, así como profundidad en los ejercicios que vinculan investigación, generación de conocimiento y su uso en los contextos vulnerables o con necesidad de innovación. A lo anterior se suman además aspectos relacionados con obstáculos culturales, políticos y estructurales, que requieren visibilizarse y discutirse para lograr un impacto significativo de los programas de posgrado en la sociedad. 

¿Cómo se están orientando los procesos de formación y generación de conocimiento entre la comunidad de posgrado interesada en el impacto social? ¿Qué conocimientos, experiencias y saberes se están utilizando para lograr que la formación de excelencia y el conocimiento generado impacten positivamente en los diversos entornos sociales? Estas y otras interrogantes forman parte del interés de este número de Sinéctica.  Lo que el lector encontrara aquí son aportaciones, resultado de investigaciones empíricas sobre el alcance de las acciones que desde el posgrado generan un impacto directo en la sociedad, y contribuyen al desarrollo del país y a la distribución democrática del conocimiento científico. El número presenta también el análisis de estrategias, metodologías, procedimientos y herramientas de grupos o redes de investigación, instancias educativas y programas utilizados para trabajar con comunidades en un marco de ética académica, igualdad o construcción colectiva del conocimiento. 

Ampliar la discusión académica en torno al impacto de los posgrados en la solución de las demandas sociales ayudará, sin duda, a vislumbrar aquellos efectos positivos que ya se producen a partir de los cambios en el carácter de la política educativa. Más importante aún, esta reflexión permitirá identificar también qué oportunidades existen para reorientar los procesos formativos en el posgrado a favor no solo del desarrollo de habilidades y conocimientos innovadores, sino de una conexión significativa y pertinente con su contexto social.

Referencia bibliográfica

Díaz, A., Sánchez, R. y Rosales, B. (2018). Metodologías e indicadores académicos, económicos, sociales y tecnológicos para la evaluación del impacto de la investigación científica universitaria. Nexo Revista Científica, vol. 31, núm. 2, pp. 74-88.